Otra vida
Yo sufrí un derrame cerebral hace diez y ocho años, va hacer en mayo. Mi vida cambió, era electricista y me dio trabajando en Lazkao un pueblo de Gipuzkoa, llegué consciente al Hospital Comarcal de Zumárraga y allí no sé que me pasó porque un día aparecí o me desperté en la U.V.I de San Sebastián. No conocía a nadie ni nada, no conocía ni a mi mujer que es la autentica heroína de la historia.
A los dos días o tres me pasaron a planta y allí seguía (achorrado). Yo era diestro y por circunstancias tuve que hacerme zurdo, fue muy duro porque me metía la cuchara por la nariz y por los ojos, vamos por todos los sitios menos por la boca. Al limpiarme los dientes con el enjuague bucal me decía mi mujer “no te lo tragues, escúpelo” y yo me lo tragaba. Fue duro, en la habitación solo estábamos dos, al otro que era leñador en Francia no sé lo que le pasó, era de Lesaka (Navarra) y hablaba francés, castellano y euskera pero se le olvido el francés y el castellano (yo lo sé porque me han dicho) luego me pasaron a centro de larga estancia, al Hospital de Amara.
Me levantan después de desayunar y asearme, me sentaban en una silla y me tenían poco tiempo porque me caía. Estuve cuatro meses sin hablar y dos hablando mal (estuve seis meses internado) y ahora se me entiende mejor aunque hay palabras que no me salen). Tenían ganas todos que yo hablara porque hasta las de la limpieza me daban clases mientras hacían su tarea, las auxiliares, las enfermeras y hasta los pacientes de mi habitación, había de paciente, un médico que tenía una hija enfermera y los cuarenta y seis años los cumplí en la residencia, me hizo la hija del médico con una probeta y la probeta había dos rosas con las flores de los arbustos y todas las auxiliares y enfermeras me hicieron un montón de regalos. El médico me silbaba y me decía (según mi mujer) que inflar globos, apagar velas y no que más ayudaban a hablar. Si llega a ser por la logopeda de la residencia hoy no hablaría, atendía a seis pacientes a la vez con mal cerebral diferente y nos daba papel y hacíamos círculos, espirales mientras ella leía el periódico o se marchaba a ver a su marido que era médico también.
El día a día era penoso los tres primeros meses eso de no poder hablar y la logopeda con su desidia y la dura rehabilitación no me desanimó, yo sabía que algo grave me había pasado y no me desanimada y los médicos y los fisioterapeutas se quedaban extrañados por el interés que ponía, no sabían que casi todas las noches lloraba de impotencia pero seguí luchando. Tengo que decir que el Dr. Rejas, mi salvador, el Dr. Juan Aicart, la Dra. Mansicidor las de la limpieza, las auxiliares, las enfermeras y los fisioterapeutas sobre todo José Manuel mi fisio, y Marisa se portaron lo mejor de lo mejor, no puedo acordarme de todos pues me ha afectado la memoria y tengo la parte derecha afectada y el habla bastante.
Tengo que decir que la primera palabra que dije fue “hostia” porque había tenido a la mañana una visita de una amiga o amigo no me acuerdo de mi cuadrilla y a la tarde fue mi mujer con mi mejor amigo y les estaba tratando de decir que había estado una persona de la cuadrilla a verme y me dijeron quien era, chico o chica, de la antigua cuadrilla o de la actual, de la de Martutene o la de Hernani y yo me puse nervioso y solté “hostiaaaaaaaaaa”
Y se quedaron los dos acojonados, y estuve cuatro meses sin hablar. Luego me salían medio palabras hasta que me dieron el alta hospitalaria pero tenía que ir a rehabilitación todos los días, baje veintitrés kilos.
Es importante la familia y los amigos, los míos son de lo mejor del mundo, somos treinta y ocho de cuadrilla aunque raro es que estemos todos juntos, solamente nos juntamos en San Juanes y la segunda semana de septiembre, la final de las regatas de traineras en un monte, Txurrutaborda le llamamos aunque el nombre verdadero es Naparrain, es un parque natural. Digo que mi cuadrilla se vuelca en mí fabulosamente, hacen todo lo posible para que me sienta útil. En la fiesta de San Ignacio se sube al monte Santa Bárbara y yo quería subir a la ermita y vaya que si subí, el último tramo me tuvieron que subir por las escaleras Loentxo y Pelos (Ignacio) agarrándome por el pantalón, la bajada fue peor. Yo que soy de Hernani al monte Adarra no había subido nunca y un día me dijo Pelos (Ignacio) que me daba una semana para que me preparara que me iba a dar una sorpresa y la sorpresa era que un amigo de otra cuadrilla me llevó en un “Todo Terreno” por Andoain al Adarra, una anotación, me dijeron que iría con zapatillas y ese día llovió como nunca pero no me rendí, como es natural me faltó poco llegar a la cima porque había muchas rocas y se formo un riachuelo que me empapó todas las zapatillas. Siguen portándose fabulosamente estoy en palmitas y muy contento con ellos.
Soy de los más veteranos de A.T.E.C.E. de San Sebastián al menos de los que voy al centro. He conocido a gente fabulosa entre los profesionales Iratxe, Lourdes, Susana, Ana, las primeras que conocí en A.T.E.C.E. luego han pasado muchas, actualmente son Iratxe, Lourdes otra Susana, Edurne y Conchi, tengo mucha amistad con todas y todos especial de Adela una profesora de Granada y se tuvo que ir a Granada por el trabajo de su marido, cada que voy a Fuengirola quedamos en vernos.