Un cuento de Navidad

Érase una vez, en una noche de Navidad, una familia de personas bien adineradas que esa noche iba a pasar una velada, como de costumbre, llena de manjares exquisitos y un árbol en el salón,repleto de regalos y adornos caros que solamente ellos en la ciudad se podían permitir.

Aquella  noche, el padre no podía pegar ojo, ya que no podía parar de pensar en lo que iba a regalarle a su mujer.

Musitaba en voz baja:

"Tengo que pensar algo magnífico que supere a los demás años, no lo típico de siempre."

A la mañana siguiente, su mujer estaba preparando algunos adornos en la cocina, que tenían algunos detalles creados por su hijo.

El nombre de su hijo era Pablo.A Pablo le encantaba hacer adornos para las fiestas.Estaba entusiasmado con la idea que se había comentado en su casa de participar todos en la decoración de Navidad, y en clase ya habían dado ideas de cómo podrían hacerlo.

El padre de Pablo le preguntó a su hijo qué regalo le podría hacer a su madre que no estuviera repetido.

-Ya sé papá,¿Y si le regalas a mamá un anillo?

-Eso ya se lo regalé el año pasado por Navidad.

-Pues prueba a darle una postal, a ver qué pasa.

El padre del chico se decidió entonces, ya que no había otra opción, y se puso a redactarla. Para hacerla intentó recordar todos los momentos bonitos y entrañables que habían pasado con los miembros de su familia gracias a ella y después la metió en una cajita y se la dio en la gran noche.

Aquella noche estaban todos los familiares y todo estaba muy bien preparado.Llegó el momento de los regalos, y el padre estaba temblando por lo que pensaría ella.Todos los regalos eran caros y bonitos.

-Atención, el momento para dar los regalos ha llegado.-Dijo el abuelo.

Finalmente, el padre se lo dio a su mujer, después de morderse las uñas y ésta lo vió.

-¡Cariño, es fantástico!

-De...de ¿de verdad?

-Es un regalo hecho solamente para ti, mi amor.-Contestó el padre. Aunque se sentía un poco mal por no haberle hecho un regalo más caro.

Su mujer se lo notó en la cara y le dijo:

-Mi amor, no hace falta que me des regalos caros ni cosas estúpidas.¡Eso déjalo para San Valentín!-dijo entre risas.-Lo mejor para Navidad son los regalos que se dan con el corazón.Y el amor y el cariño que sientes por mí es lo mejor que tengo de regalo.Y que lo demuestres, es perfecto.

-Gracias, cariño.-El hombre no sabía cómo agradecérselo. Le miró a los ojos y se besaron

Mientras, el hijo los miraba:

-Así me gusta, papá.

Fin.